Piensa en pesas. (By Urs Frick)
Y trabaja. Un montón, mucho. Y piensa en pesas. Y en Brad Pitt. Y en los Oscars, como no. Ya, que por fin tenemos algunos Leones, hay que pasar a cosas mayores. Por qué no pensar en los Oscars. Hay unos cuantos españoles que lo han ganado ya, no? No es un chiste. Como socio suyo que soy, empieza a asustarme. Antes vino la sombra y después esta maliciosa pregunta: “Qué tal”. Bueno, uno tiene reflejos y tenía una respuesta. Ahora, en comparación, viene directamente esa voz, (nunca sabes exactamente si es cínica o simplemente tan happy como suena), sin sombra por delante, sin tiempo de reaccionar. Y uno no sabe muy bien de que va. Simplemente quiere testar el ánimo o pregunta como socio para conocer la verdad, nada mas que la verdad, como los del PP, que siempre ahondan en lo menos agradable. Aunque le entiendo, los tiempos no te dejan dormir tranquillo ni una noche. Confieso, me asusta un poquito. Ya no le veo venir. Se mezcla con las columnas, se pierde en las esquinas y a veces ya directamente sale del limbo con una presencia, que piensas: ” bueno, mañana me quedo en casa, porque con ese facha es normal que todos los clientes le pidan a gritos”. Ya le he avisado en el sentido de que no se pase, pero nada. Va de americano. Piensa, todo es posible. Una figura como Brad Pitt, un Oscar como Bardem, un glamour como Obama. Bueno, casi, porque no, todo de repente es posible. Los jóvenes le quieren, algunos le adoran. Los clientes le anhelan. Aunque el c de c sigue en su ignorancia. No entienden de qué va la historia. Pero como siempre, el tiempo pone a cada uno en su sitio. Yo, en el fondo, me siento un poco asustado pero contento. Veo, que en esta crisis realmente hay cosas, modas, ambientes, negocios y personas que se reinventan, que miran adelante y siguen teniendo sueños. Y de eso se trata, no.
El pito del sereno
Recuerdo al sereno de la calle de mi abuela, Manolo, con gabán gris, gorra de plato, chuzo (parecido a una porra pero con punta) y pito, claro. Cantaban las horas, el tiempo que hacía, abrían portales, avisaban a la policía si era necesario…pero eran tantas las veces que pitaban que la policía nunca acudía. Ya de pequeño escuchaba a mi padre hablar del pito del sereno cuando se refería a algo a lo que se le hacía poco o nada de caso. Cuando decía “Es que le toman por el pito del sereno”, significaba que al sujeto en cuestión le toreaban.