Estoy a dieta.
Es fantástico para el coco.
Es un gran ejercicio de disciplina y fenomenal de cara a la crisis: por ejemplo, el dietista te pone a choque de puré de puerro y calabacín, estas dos días a puré de este y te gastas en comida, 6 euros, eso si, te tiras unos pedos horribles, que son un gusto ¿porque a quién no le gusta tirarse pedos? hacen mucho ruido y huelen cero: los pedos de dieta son así, diferentes, sin personalidad.
Mola la dieta porque no puedes salir, vamos que cero alcohol y como esta fatal eso de ponerse de farla, pues te quedas en casa y lees mogollón: no nutres el cuerpo, pero nutres el coco. Ahora estoy yonki de El Gatopardo de Lampedusa y con Colette, pero pillao, pillao (lo siento, no pienso leerme ni una puta novela de Millenium, aunque se me considere la escoria de la sociedad).
Además, como haciendo dieta tienes que estar fuera de casa para mantenerte lejos del frigo, tener la mente ocupada, no pensar en el papeo; me paso la vida en el cine: eso si cerca del pasillo, porque tengo que beber mínimo dos litros de agua y meo como un caballo y en el teatro: me lo he visto todo: La casa de Bernarda Alba, El pisito, Cortar por fax; lo mismo me da lo clásico que lo alternativo con tal de no pensar el la fabada Litoral, bienvenidol.
El otro día en el gimnasio leí un artículo que decía que ahorrar era lo más cool (no te jode…), pues eso dentro de unos meses además del más moderno de mi piso, seré delgado y culto…
1 Comentarios
Hola me llamo Esteban, y me gusta mucho tu artículo. Gracias.